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¿Qué es la Filosofía?

En nuestro tiempo, el nombre «filosofía» ha sido degradado paso a paso hasta llegar a confundirse con la idea de una opinión personal a propósito de cualquier tema, sea de la naturaleza que sea. Y, aunque siguen surgiendo filósofos propiamente tales, esa misma tendencia se concreta en el hecho de que, como los principios de sus razonamientos son «recreados» por cada uno de ellos, la filosofía, en sí misma, termina siendo una opinión personal.

He aquí el punto de vista de Maritain.

"La filosofía es el conocimiento científico que, mediante la luz natural de la razón, considera las primeras causas o las razones más elevadas de todas las cosas. 

"En vista de que la filosofía se extiende a todas las cosas, Descartes la consideraba como la única ciencia; las demás ciencias no serían sino partes de ella.

"Augusto Comte, por el contrario, y con él los positivistas, querían absorber la filosofía en las otras ciencias.

"Unos y otros se han engañado por no haber distinguido el «objeto material» y el «objeto formal» de la filosofía.

"El «objeto material» de una ciencia o de un arte es simplemente la cosa, el ser sobre el cual versa esa ciencia o ese arte. Pero esto no basta para distinguir, por ejemplo, la química de la física, que tratan igualmente de los cuerpos no vivientes. Será necesario determinar su «objeto formal», es decir aquello que necesariamente y ante todo es considerado en las cosas por la química y por la física.

"De esto se sigue que, entre todas las ciencias humanas, la filosofía es la única que tiene por 'objeto material' todo lo que existe; pero no busca en este todo sino las causas primeras ('objeto formal'). Las otras ciencias, en cambio, tienen por 'objeto material' tal o cual parte de lo que existe, tales o cuales seres, y en ellos no investigan sino las causas segundas o los principios próximos ('objeto formal').

"Es decir, que la filosofía es el más excelso de los conocimientos humanos."


El orden especulativo y el orden práctico

La distinción entre filosofía especulativa y filosofía práctica es de la mayor importancia para entender debidamente el pensamiento de Maritain, en particular, y el Tomismo en general. Esta misma distinción corresponde también a las expresiones saber especulativo y saber práctico, inteligencia especulativa e inteligencia práctica o ciencia especulativa y ciencia práctica.

La «filosofía especulativa» es un saber que sólo procura conocer el POR QUÉ de todo lo que es y existe, según la distinción entre lo «verdadero» y lo «falso». Por eso se dice que su objeto es exclusivamente «saber por saber», es decir, pura y simplemente «conocer la verdad».

La «filosofía práctica», en cambio, es un saber cuyo objeto es DIRIGIR la acción, o sea, «saber para dirigir la conducta humana» para alcanzar el bien y evitar el mal en el ser humano.

Esto significa que mientras la filosofía especulativa no está sometida a las fluctuaciones de lo temporal ni a la evolución histórica, la filosofía práctica tiene lugar precisamente en el acontecer circunstancial. Como consecuencia directa de este contraste, la actitud del filósofo en uno y otro caso es radicalmente diferente.

Así, por ejemplo, en el caso de la filosofía especulativa, Maritain, al igual que otros tomistas de nuestro tiempo, como Etienne Gilson, Garrigou Lagrange, Karol Wojtyla, etc., no tienen problema alguno en manifestar su acuerdo con Aristóteles y Santo Tomás en el orden de los principios filosóficos fundamentales, no obstante que las condiciones del mundo actual son completamente diferentes a aquellas en que tales principios fueron formulados.

En el orden práctico, en cambio, el filósofo tomista está obligado, a riesgo de empantanarse en el pasado, a tener muy en cuenta los descubrimientos y las nuevas verdades que van configurando el progreso humano y que, de hecho, no sólo condicionan la acción, sino que además permiten ensanchar la perspectiva especulativa práctica.


¿Por qué el Tomismo?

El Tomismo, a diferencia de las filosofías modernas fundadas en el "pienso, luego existo" de Descartes, se somete al realismo objetivo y concreto de lo que es y existe; es decir, "pienso, porque soy el que soy". He aquí algunas de sus características

"El tomismo usa la razón para distinguir lo verdadero de lo falso; no quiere destruir sino purificar el pensamiento moderno e integrar toda verdad descubierta después de Santo Tomás. Es una filosofía esencialmente sintética y asimiladora, la única que intenta, de verdad, realizar una obra de continuidad y universalidad a través de los siglos. Es asimismo la única que, elevándose por entero a la ciencia de lo suprasensible, exige, en primer lugar, a la experiencia, una plena adhesión a la realidad sensible.

"Se trata de una doctrina más o menos bosquejada o preparada en las más antiguas tradiciones filosóficas de la humanidad, formada en la sociedad helénica en tiempos de Aristóteles, reasumida y sistematizada en la sociedad feudal en tiempos de Tomás de Aquino, y cuya espiritualidad se mantiene intacta a través de las diversas edades.

"La inteligencia nos exige tener por valedera – si está en la verdad – una sola doctrina filosófica entre todas las demás; lo que no impide aquello de que la investigación filosófica es indefinidamente progresiva.

"La filosofía de Santo Tomás es, en sí misma, independiente de los datos de la fe y, en sus principios y estructura, no se origina sino de la experiencia y la razón.

"Esta filosofía, sin embargo, hállase en vital comunicación con la sabiduría superior de la teología y con la sabiduría de la contemplación, si bien se mantiene perfectamente distinta de las mismas. Precisamente por este contacto con las sabidurías superiores, y con la vida intelectual de la Iglesia, obtiene aquélla el poder de salvaguardar entre los hombres la pureza y la universalidad que le son propias."


El valor actual del Tomismo

¿Cuál puede ser el valor actual de una filosofía desarrollada hace más de siete siglos, sobre una base surgida hace veinticuatro siglos?

El principio que condiciona la respuesta a esta presunta, según Maritain, es el siguiente:

"La verdad no reconoce criterios cronológicos, y el arte del filósofo no debe ser confundido con el arte de los diseñadores de las modas."

Lo que aquí está en juego es una confusión que pretende atribuir a la filosofía la misma concepción de 'progreso' propia de las ciencias experimentales. El progreso científico se caracteriza porque opera por sustitución de una teoría por otra teoría más nueva, fundada en datos y antecedentes desconocidos para la teoría precedente, es decir, en un conocimiento más exacto de los fenómenos naturales, progreso que, en gran medida, está vinculado directamente a la creciente capacidad de observación y medición de los fenómenos derivada del avance tecnológico.

El progreso filosófico, en cambio, no opera por sustitución, pues sus temas de preocupación central, sin salir del ámbito de la razón, son básicamente los mismos en todas las épocas, lo que significa que el suyo es un progreso por profundización, que acepta y reconoce valor a lo pensado previamente, pero que lo enriquece o corrige a medida que alcanza nuevas luces sobre la real significación del tema estudiado. Es decir, el progreso filosófico se construye sobre los logros del pasado, hecho del que da testimonio el propio tomismo, en el que filósofos de las épocas más distantes coinciden en los principios de una misma doctrina: Aristóteles en el siglo IV a.C., Santo Tomás, en el siglo XIII, y Maritain en el siglo XX.