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Inseparables

      En realidad, es muy difícil, si no imposible, imaginar a Maritain sin la presencia de su querida e inseparable Raïssa, no sólo en razón del amor profundo e incondicional que los unió, sino, además, de su identidad en la fe, en el arte, en la filosofía y en un compromiso de vida en el mundo, tanto en los ámbitos de la amistad como en el combate intelectual.

    Se conocieron cuando él tenia 18 años y ella 17; a los 22 y 21 eran marido y mujer y, dos años más tarde, ya iniciaban su marcha por los insondables caminos del cristianismo con una determinación y entrega sin medida.


Los comienzos del filósofo

Raïssa definió con gran admiración, en su magnífico libro 'Las Grandes Amistades', la vocación combatiente que acompañaría toda la vida a Maritain.

    "Jacques siempre ha estado en la lucha, y, en ella, el tiempo de la meditación ha sido un don. Ha escrito sus libros en la urgencia del momento, urgencia de la que siempre ha estado terriblemente consciente. La irrupción de la fe en su alma desvaneció todos sus planes de un trabajo metódico; la fe y el aguijón de Dios le impidieron una vida apacible en la que el trabajo placentero sería la consideración primera.

     "Pero eso, junto a la disposición de sí mismo, bajo la condición de permanecer leal a la exactitud intelectual, como siempre ha sido, es probablemente la condición de una libertad interior que enriquece una filosofía viviente abierta a las ansiedades de la conciencia humana. "¡Hay de mi si no tomistizara!" La vocación de Jacques no sería otra que traer a la luz las fuerzas vitales del Tomismo, llevar la luz de esa gran doctrina a todos los problemas de nuestros tiempos, ampliar sus fronteras, manteniendo de la manera más estricta y rigurosa sus principios, para reinsertarla en la realidad existencial del movimiento de la cultura y la filosofía.

     "Desde el comienzo él ha filosofado en la fe y la teología y, no obstante, desde el comienzo el trabajo que ha desarrollado no ha sido teológico sino propia y deliberadamente filosófico. Con el tiempo, esta paradoja ha sido explicada y las peculiares características de su trabajo han tomado forma. ¡Pero a qué precio de sacudidas y golpes!..."


« … y Jacques »

He aquí como Jacques describió la presencia de Raïssa en su vida en tres épocas distantes.

1908: "¡Mi querida Raïssa! Sólo en el paraíso sabré todo lo que le debo. Todo bien viene de Dios. Pero como intermediaria terrestre, todo me ha venido por ella, de su corazón, de su razón, de sus oraciones, de sus consejos, de sus ejemplos, de sus sufrimientos, de sus virtudes; de su amor a Dios y de su tierno amor por mí, miserable."

1954: "La ayuda y la inspiración de mi querida Raïssa han penetrado toda mi vida y toda mi obra. Si hay algo bueno en lo que haya hecho, a ella se lo debo, después de Dios. La irradiación de su amor y la pureza fervorosa de su sabiduría, su fortaleza de alma, su exquisito sentido de lo verdadero y lo justo, la bendición de Dios sobre su oración y sus sufrimientos han iluminado mis días."

1966: "Mi cabeza comienza a girar cuando pienso en los años pasados, en el desarrollo providencial de las cosas, en la adopción por la Iglesia de mi pobre trabajo…. Es Raïssa la que ha hecho todo, su mano estuvo siempre presente. Desde las alturas del cielo ella ha llevado a puerto el trabajo de este pobre, viejo, insignificante Jacques. Le doy gracias a ella; le doy gracias a Jesús con toda mi alma."

    Y no conforme con la sinceridad de sus palabras, dejó su amor y admiración por su esposa tallado en piedra en la tumba en que los restos de ambos esperan la resurrección de la carne.